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Pantallismo: Adaptación Tecnológica o Adicción

¿Qué es el pantallismo?

En un mundo que gira a la velocidad de un clic, nuestros celulares se han vuelto compañeros constantes. Desde que abrimos los ojos hasta que los cerramos, estas pantallas nos acompañan, ofreciéndonos una ventana a un sinfín de posibilidades. Pero, ¿hemos reflexionado alguna vez sobre la verdadera huella que dejan en nuestro ser, más allá de la comodidad que nos brindan? Estamos en un momento de pausa, donde miramos de cerca como esta presencia digital, lo que podríamos llamar pantallismo, es decir, el uso intensivo y a menudo excesivo de pantallas electrónicas, influye en nuestro comportamiento, nuestra salud y, en esencia, en quiénes somos.

Pantallismo

El Eco en los Más Pequeños: Desarrollo Infantil y Pantallas

Los cerebros de nuestros niños son como jardines en crecimiento, necesitados de interacción, movimiento y estímulos variados para florecer. La exposición a las pantallas, especialmente en edades tempranas, introduce un elemento que puede alterar este delicado proceso. Se ha observado que el tiempo frente a ellas puede afectar el desarrollo del lenguaje y la adquisición de habilidades sociales esenciales, como mantener la mirada o respetar los turnos en una conversación. Los pequeños podrían presentar problemas para concentrarse y mantener la atención.

Pantallismo en niños

Además, el tiempo que pasan con dispositivos a menudo reemplaza valiosas oportunidades de juego libre, ejercicio físico y la vital interacción cara a cara, actividades fundamentales para su crecimiento. Esto no solo incrementa el riesgo de sedentarismo y obesidad, sino que también puede manifestarse en problemas visuales. Algunas asociaciones pediátricas, por ejemplo, sugieren evitar las pantallas por completo en menores de 3 años y limitarlas a una hora diaria entre los 3 y 5 años, y dos horas para los niños de 5 a 17 años. Incluso la exposición pasiva, como tener la televisión encendida en segundo plano, puede interferir con el juego y la atención de los niños, aun cuando no estén mirando directamente la pantalla. El pantallismo en la infancia es un desafío creciente.

La Batalla Nocturna: Trastornos del Sueño

Cuando la noche llega, nuestro cuerpo se prepara para el descanso, pero la luz azul que emiten las pantallas interfiere con este proceso natural. Esta luz altera la producción de melatonina, la hormona que regula el ciclo del sueño. El resultado es una dificultad para conciliar el sueño, una reducción en su calidad y duración, y despertares durante la noche. Un sueño insuficiente puede desencadenar una serie de consecuencias diurnas, como problemas de concentración, menor rendimiento en las actividades cotidianas y un aumento de la irritabilidad y la ansiedad. Por ello, es recomendable evitar el uso de pantallas al menos una o dos horas antes de acostarse. El impacto del pantallismo en nuestro ciclo circadiano es innegable.

Pantallismo y Sueño

Cuando la Pantalla Atrapa: La Adicción Digital

Para algunos, la relación con el celular va más allá de un simple uso, transformándose en una conexión incontrolable. Hablamos de una adicción que puede interferir gravemente con las relaciones personales, la salud física y mental, y el rendimiento en el estudio o el trabajo. Quienes experimentan esta dependencia pueden mostrar aislamiento social, irritabilidad, dificultades académicas y problemas de atención. A menudo, incluso niegan tener un problema con el uso de pantallas. Las consecuencias pueden manifestarse en ansiedad, depresión y problemas con la autoestima. Un factor que contribuye a esta dependencia es el diseño mismo de las aplicaciones, juegos electrónicos y plataformas, pensadas para mantenernos pegados a ellas.

La Mirada Cansada: Influencia sobre el Órgano de la Visión

Nuestros ojos no están diseñados para fijarse en una pantalla a corta distancia durante horas. El uso prolongado de dispositivos electrónicos puede llevar a lo que se conoce como Síndrome Visual Informático, una serie de molestias que incluyen visión borrosa, sequedad e irritación ocular, dolores de cabeza y una sensación general de cansancio en los ojos. Al concentrarnos en la pantalla, reducimos drásticamente la frecuencia del parpadeo, lo que contribuye a la sequedad. Este esfuerzo constante de enfoque también puede estar relacionado con un posible aumento de la miopía en niños. Además, la luz azul que emiten estas pantallas tiene la capacidad de penetrar profundamente en nuestra retina, en este contexto las repercusiones visuales del pantallismo podrían ser más significativas de lo que se sospecha.

Ojos cansados

Más Allá de lo Evidente: Otros Aspectos Negativos

La influencia de las pantallas se extiende a otros rincones de nuestro bienestar:

  • Salud física: La postura que adoptamos al mirar el celular, a menudo encorvados o con la cabeza inclinada, genera tensión en el cuello y la espalda, pudiendo causar dolores crónicos y problemas musculoesqueléticos. La falta de actividad física debido al tiempo frente a la pantalla también contribuye al sedentarismo y el riesgo de obesidad. Las manos y muñecas tampoco escapan; el uso constante puede derivar en molestias como el síndrome del túnel carpiano o dolor en el pulgar.
  • Salud mental: El exceso de pantalla puede fomentar el aislamiento social, disminuyendo el interés por interactuar en persona. También se asocia con dificultades para regular las emociones y una mayor inestabilidad afectiva. En un entorno digital saturado, corremos el riesgo de vernos expuestos a desinformación, discursos de odio y manipulación. Investigaciones recientes sugieren que el uso excesivo de internet podría estar relacionado con un deterioro cognitivo, con una reducción de la materia gris en áreas del cerebro vinculadas a la toma de decisiones, el control de impulsos y el procesamiento de recompensas. Algunos estudios incluso han planteado una posible relación entre el uso de pantallas y un coeficiente intelectual más bajo en las nuevas generaciones. El pantallismo, en este sentido, nos empuja a reflexionar sobre nuestra cognición.
Pantallismo y control social 1

Hallazgos Recientes: Lo que Nos Dice la Ciencia

La investigación actual nos muestra que no es solo la cantidad de tiempo que pasamos frente a las pantallas lo que importa, sino también el tipo de contenido que consumimos y cómo interactuamos con él. Un estudio reciente observó un vínculo entre el tiempo de pantalla en niños de 9 y 10 años y una mayor probabilidad de desarrollar TDAH y depresión. En adultos, cada hora adicional de televisión a los 23 años se relacionó con mayores niveles de obesidad, presión arterial alta y colesterol anormal 25 años después. Hay evidencias que indican que reducir el tiempo en redes sociales a menos de 30 minutos diarios puede mejorar el bienestar emocional. Incluso ha surgido un término, «podredumbre cerebral» (brain rot), para describir un deterioro mental que podría ser consecuencia del consumo desmedido de contenido superficial en línea. Estos hallazgos nos invitan a profundizar en el impacto del pantallismo sobre nuestra salud.

Buscando un Equilibrio: Posibles Soluciones

Ante este panorama, la solución no consiste en demonizar la tecnología, que tiene un papel importante en nuestra vida. Se trata de encontrar un equilibrio. Esto requiere un enfoque que abarque a familias, educadores, científicos y quienes diseñan políticas públicas. Es fundamental establecer límites claros y saludables, y que los adultos modelen un uso responsable. Negociar el tiempo y las condiciones de uso, junto con una supervisión adecuada, es un paso vital. Además, necesitamos fomentar activamente actividades fuera de línea, como los deportes, el contacto con la naturaleza y las interacciones sociales directas. El desafío del pantallismo no es pequeño, pero tampoco insuperable.

Interacciones sociales en pantallas

Tu Brújula Digital: Guía de Recomendaciones ante el Pantallismo

Para establecer una relación más sana y consciente con nuestros celulares, podemos aplicar algunas pautas:

  • Para tus ojos, la regla del 20-20-20: Cada 20 minutos, aparta la mirada de la pantalla y enfoca un objeto a unos 6 metros (20 pies) de distancia durante 20 segundos. Esto relaja el enfoque de tus ojos.
  • Cuida tu postura: Sostén el celular a la altura de tus ojos y evita inclinar la cabeza hacia abajo por periodos prolongados. Intenta sentarte derecho y estirar el cuello con frecuencia.
  • Da un respiro a tu cuerpo y mente: Haz pausas regulares mientras usas el teléfono.
  • Protege tu sueño: Deja de usar el celular al menos una o dos horas antes de ir a dormir. Si es necesario usarlo, activa los modos de luz nocturna para reducir la exposición a la luz azul.
  • Establece límites claros: Define horarios específicos para el uso del celular y procura no llevarlo siempre en la mano. Un buen hábito es guardarlo durante las comidas para promover la interacción real.
  • Sé consciente del contenido: Reflexiona sobre lo que consumes y cómo interactúas con la información. La calidad del contenido es tan importante como el tiempo que pasas viéndolo.
  • Para los más jóvenes: Considera retrasar la entrega del primer smartphone; algunos expertos sugieren incluso hasta los 18 años. Instala controles parentales y fomenta el juego libre y la interacción directa con otros niños y adultos.

Reconocer la complejidad de nuestra relación con las pantallas es el primer paso. Se trata de ser más conscientes, de elegir cómo y cuándo queremos que estas herramientas formen parte de nuestra vida, y de cultivar un equilibrio que nos permita florecer en un mundo cada vez más digital, sin perder nuestra esencia humana frente al pantallismo.

Otros enlaces de interes

https://saludmentalvenezuela.org/pantallismo-sustituto-relaciones-sociales/

https://www.aao.org/salud-ocular/consejos/los-dispositivos-electronicos-y-la-vista

https://sinergiamedica.wordpress.com/2024/04/18/gamificacion-jugar-para-obtener-una-vida-mas-saludable/

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